Fácil es poner en los labios
las letras con que te definen,
arrojar la piedra y levantar las pancartas de la burla.
Tu cuerpo tiene marcas invisibles
al mundo.
Tu niña ha sido violada,
la niñez maltrecha.
Arrumbada entre pocos juguetes
la vergüenza.
Silencio que cobija a los cobardes.
Miedo.
Tras la puerta los ojos ciegos
y la inocencia vulnerada.
Hoy ya no te importa.
Las manos extrañas que te corrompen
no se sienten como aquellas.
Jamás te han amado.
Mujer sin nombre ni rostro.
Recuerdos sepultados con tu alma.
Tal vez a la vuelta de la esquina
espere la muerte.